jueves, 31 de enero de 2013

EL VIEJO BOSQUE SOMBRIO

Se suponía que te quedarías. Que no huirías, como siempre hacias. Todo resultaba tan simple a mi lado. Y tu lo complicabas. Te empeñabas en retorcer mis buenas intenciones, mi cariño, mi amor. Construías barreras, muros de contención, para no desvelar tu verdadero rostro. Siempre ofuscado, siempre enmarañado. Como un bosque en otoño desnudo ya de hojas. Seco, enjuto, gris. No era nostalgia lo que te movía, era soberbia. Te sentabas en tu pedestal para observarme desde las alturas. En las copas de los arboles. Haciéndome sentir pequeña, diminuta... indefensa. Creía, ingenuamente, que un dia no muy lejano, despertarías y volverías a mis brazos. Pero te afianzaste en tu trinchera, como un solitario soldado esperando los refuerzos que nunca llegan. Empecinado en no rendirte al amor. Y me cansé. Me cansé de vagar sola y desamparada por el viejo bosque sombrío. Aquel en el que nos escondiamos a hacer el amor.  Allí me rodean recuerdos hermosos, como cuando era feliz contigo. Dolorosos, porque ya no volveran a rodar nuestros cuerpos entre las hojas secas del otoño. Ni buscarás mis manos, a tientas, mientras paseabamos. Estoy cansada. Me rindo. He decidido salir de mi trinchera. Pero ya no me entregaré. No habrá prisioneros en mi bando. Caeremos desnudos, rendidos, si. Pero sin miedo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario