martes, 12 de agosto de 2014

REENCUENTRO


Se miró en el espejo, unos instantes, antes de salir de casa. No podía evitar estar nerviosa tantos años después. Pensó que no quería defraudarle. Tenía que dar una conferencia ante varias personas e,  inevitablemente, él sería uno de los asistentes. Eso la ponía, aún más nerviosa, si cabe. Apenas recordaba su rostro, lejano en el tiempo. Y si lo recordaba se encontraba en un rincón de su memoria bajo siete candados, pensó. No importaba el ayer. Lo importante era hoy.
Salió rumbo a su destino. Decidió ir a pie, porque necesitaba ordenar sus ideas. Nunca había sido una mujer de recursos. Trató toda su vida de encontrar su lugar, y ya casi lo estaba logrando. Pero él había aparecido para desordenar y desbaratar toda su meticulosa y "perfecta" vida. Debía mantenerse firme, serena, fria. Sacó todo resquicio de templanza que pudiera quedarle y recogió sus cabellos por el camino. El rizo incontrolado de sus cabellos, denotaban caos. Y ella quería ser la perfecta imagen del orden. Antes de subir a la sala de juntas, pasó por el baño de su despacho para repasar hasta el ultimo detalle de su imagen. Perfecta, se dijo. En el fondo sabia que no era cierto, ella no era perfecta. Pero estaba perfecta dentro de su eterna imperfección. El pasillo que unia los despachos con la sala de juntas parecía no tener fin. Golpeó con los nudillos y esperó una voz que le indicara el paso.
La puerta se abrió y mas de veinticinco personas le esperaban con ojos inquisidores examinando cada detalle de su persona. Un breve vistazo general y no habia rastro de él . Respiró tranquila. Finalmente, no había aparecido. El color regresó a sus mejillas y se acercó segura al estrado.
La conferencia pasó volando y al final todos la felicitaron. Tras media hora de saludos de rigor y de brindis, la sala de juntas se vació. Ella se desplomó sobre una de las sillas y se descalzó asegurándose, ante, de que no quedaba nadie en la sala. Se sirvió cava en su copa, una vez más. Tras unos instantes, de relax, se aventuró a observar el increible espectáculo de la ciudad de noche, desde uno de los enormes ventanales. Miles de luces repartidas a lo lejos de las colinas mostraban el camino a los barrios residenciales. Unos golpecitos en la puerta la sacaron del trance. Al girarse el camarero, que habia servido el cava durante el brindis, pidió permiso para retirarlo todo. Ella hizo un gesto de asentimiento y continuó, observando la ciudad, absorta.
- Por increible que parezca, es aún mas bonita de noche. Y por aquella colina de la izquierda vivía yo de niño- comenzó a hablar, timidamente, el camarero mientras colocaba las copas sucias sobre un carrito.
- Yo también me crié alli- respondió Alba en apenas un susurron, pero aun asi, él la escuchó perfectamente- No conservo muy gratos recuerdos de aquella época. Eramos cinco hermanos y yo era la mayor. Mi madre estaba ausente todo el dia de casa, con tres trabajos diferentes. Y mi padre se había largado con una trapecista de pequeño y decadente circo. No tuve tiempo para chicos, ni para fiestas.
- Yo tenía problemas por mi tartamudez- estaba tan cerca que ella no puedo evitar dar un respingo-  Siento haberte asustado.Creo que te debo una disculpa Alba. Pensabas que era uno de los accionistas de la nueva compañía pero no soy más que un camarero.
Alba se negaba a mirarle, se sentía una estupida pedante. Siempre pensando, suponiendo, dando por hecho cosas. Sacando conclusiones antes de tiempo. Raúl le cogió, la mano...
- ¿Tan malo es que sea un simple camarero?, acaso... ¿no podemos seguir siendo amigos?...
- Me gustaría que me disculparas Raúl. No ha sido mi intención ofenderte.- ella trató de controlar el hilo de voz- Pero mi reacción no se debe a tu trabajo. Se debe a que me odio por no haberme dado cuenta en cuanto entré. Por no haberte reconocido, después de todo lo que compartimos. No te haces una idea de lo nerviosa que estaba al entrar en la sala. Pero al no verte me relajé- Raúl le apartaba el pelo, para poder verle el rostro.Alba seguía sin mirarle a la cara...
- Pero mirame, te lo ruego. ¿Tan cambiado estoy?...- ella se estremeció al sentir su aliento en el cuello - ¿ya no me deseas?...
Y entonces Alba se derrumbó, se tapó el rostro con las manos. Pero él se las apartó. Y finalmente, quedaron frente a frente. Sin máscaras, sin artificios, veintidos años mas tarde. Veintidos años mas viejos. Él la miró, embelesado, porque siempre habia pensado que los ojos de Alba eran mas hermosos si cabe, tras el llanto. Alba recorrió con las manos su rostro, surcando cada arruga, cada gesto de su cara. Era él, sin duda. Aun la hacia estremecer con sólo mirarla. Aun se sentía desnuda ante su presencia.
Raúl cerró los estores desde el panel central del cuadro de luces. Pasó el pestillo de la puerta y volvió junto a Alba en un suspiro.
- Has estado impresionante, en la conferencia. Divertida, perspicaz...me he sentido muy orgulloso. Estas tan cambiada. Ya apenas queda nada de aquella chiquilla timida con gafas y dientes torcidos. Te has convertido en un cisne. Aunque, si te digo la verdad,  sigo enamorado de aquella chiquilla.
- Raúl, yo...
- No digas nada. Solo dame unas horas. No te pido más. Se que estas con alguien importante. Y que tu vida es perfecta. Tan solo quiero estar contigo, a solas. Saber de ti...
- Raúl, no puedo...
- Por favor nena. Una despedida a lo grande y desapareceré de tu vida para siempre, como si nunca hubiera vuelto. Me iré de la ciudad. Mi trabajo no es importante. Puedo empezar de nuevo en cualquier sitio...yo...
- Raúl dejame hablar...¡Para!!.- Alba estaba emocionada- hazlo. No digas nada mas. Solo hazlo.
 Y él obedeció. Despejó la mesa y la tomó en brazos. La desnudó lentamente, mientras ella permanecía quieta, dejándose hacer. Fue recorriendo su cuerpo con aquellas manos curtidas y asperas de todos esos trabajos toscos e ingratos por los que había  tenido que pasar. Alba se estremecía con cada roce, jadeando, temblando.
- ¿Sigues siendo mia?.¿ Seguirás siendo mia esta noche?...- preguntó Raúl, insistiendo y exagerando, el tono...
- Yo no tengo dueño- gimió Alba timidamente...
- No te oigo cielo.
- ¡Yo no tengo dueño!!-gritó ella- Y él ahogó su grito con un profundo beso.
Raúl comenzó a desnudarse con la ayuda de ella, pero tropezó al quitarse el pantalón y acabaron rodando por el suelo. Se quedaron de rodillas, uno frente al otro, desnudos.Y segundos mas tarde, se abrazaban y besaban como locos. Ella se subió sobre él, dominada por el deseo. A horcajadas, comenzó a rozarlo, a provocarlo. Él metió una mano entre los dos y comenzó a estimularla. Ella arqueó su cuerpo y se dejó llevar.
- Quiero sentirte, quiero sentir como te vas, dimelo. Quiero ver tu rostro de placer. Quiero recordar esa expresión. Una última vez...
Y entonces Alba sucumbió. Y se aferró a la mano de Raúl con fuerza, con posesión. Agotada, extasiada. E inmediatamente le permitió que entrara dentro de ella. A él no le dió tiempo de evitarlo. No quería, pero ella insistió y todos los escudos de Raúl quedaron al descubierto. No conseguía llegar, le costaba. Habia deseado tanto ese momento, que no podía llegar... Y la separó de él bruscamente. Alba quedó descolocada, de rodillas ante él. Como en shock...
- ¿Por qué?...¿qué te ocurre?...
- Maldita sea- sollozaba Raúl aguantando la ira- no debía ser asi. No lo entiendo... No puedo...pensé que contigo.Llevo años así. No consigo llegar al orgasmo con ninguna mujer. Sólo lo logré contigo. Y creí que...¡estúpido!...
- ¡Basta!, por el amor de dios... pero..¿ que pretendias que sucediera?. No somos los mismos de antes, yo no soy la misma de antes. Mi cuerpo...los años...el deseo...es normal que no...
- ¿Pero de que hablas nena?...no eres tú. Tu estas estupenda, preciosa. Yo soy el inutil. Te pido una noche y mira como acaba todo...
 - ¿Por qué una noche?... ¿qué prisa tienes?...¿te vas de viaje Raúl?. Yo estoy aqui. No me voy a ninguna parte. ¿Qué clase de zorra fria y sin escrupulos crees que soy?.¿No recuerdas lo que te he dicho, lo nerviosa que he estado porque iba a volver a verte?. Y no sabia si iba a cumplir tus expectativas.Yo... no quiero que te vayas. Ahora, ¡nooo!!...ni mañana, ni pasado...ni nunca...
Dame tiempo, démonos tiempo de volver a reconocernos... de volver a...
- ... Reencontrarnos- sollozó Raúl emocionado...
- Siiii....- le interrumpió Alba- vamos a tomarnos a vernos de vez en cuando, a tomar unas copas y a charlar de nosotros, de nuestras vidas. Y dejemos que el tiempo siga su curso...
- Pero tú tienes pareja. Tú eres de otro hombre... tú...
- Yo no tengo dueño....¿recuerdas?...