La lluvia le calaba los huesos. Plantado en la puerta del
restaurante, asi se había quedado. La pequeña y dulce Noelia le había
dejado tirado. Una hora y media más tarde y, empapado, se rindió. Apenas
tenía carga en el móvil, para una última llamada perdida. Se la jugó a
una sola carta. Si no contestaba se largaba a casa y borrón y cuenta
nueva. No entendía porqué se rebajaba tanto por aquella tia. Pero desde
que la habia visto por la web cam en aquella página de encuentros de
internet, no había logrado quitársela de la cabeza. Era deshinibida,
atrevida, divertida. Al principio tenia sus dudas, porque sólo la había
visto en fotografías. Ya le habian tomado el pelo alguna que otra vez.
Por eso al tercer dia se soltó y le propuso, sin tapujos, poner la web
cam y hablar cara a cara. Sin trampa ni cartón. Ella accedió sin
problema, para su sorpresa. Y descubrió que ella era mejor aún de lo que
él había creido. Y después de un par de meses de charlas y calentones a
medianoche, se decidió pedirle una cita. Quedar en Segovía. Ella era de
Valladolid y él vivía en Aranjuez. Y les pareció un buen punto de
encuentro. La cita: Sábado 15 de Junio en el asador "El Cordero Lechal" a
las 9 de la noche.
A Javier, le sonaban las tripas. Llamó y dejo
que sonara unas 6 veces. Si lo dejaba sonar más veces iba a parecer que
estaba desesperado y, cuando iba a colgar, ella respondió.
-
Perdoname Javi, me vas a matar. He perdido el autobus que salía a las 7 y
media. Y he tenido que esperar al de las 9. Estoy llegando desde la
estacion, en taxi. Esto es un caos con la lluvia. Mi autobus pinchó.
Estoy empapada. Pensarás que soy un desastre... lo siento. ¿Me
perdonas?. Por favor, me perdonas di que si...
....
Javi se habia quedado sin bateria en ese preciso instante. Noelia se quería morir.
- "Se va a ir, si. Ese no espera. Seré tonta...joooo".-pensaba desesperada.
El
taxi se acercó a la esquina del restaurante y fue cuando ella lo vió,
plantado bajo la lluvia, con una sonrisa de oreja a oreja.
- Pobrecillo- penso- Y yo creyendo lo peor...
Segun
se bajó Noelia se saludaron, apresuradamente, con un fugaz y casto beso
en los labios. Y entraron como un rayo en el restaurante, a ver si
tenian la posibilidad de comer algo y que les permitieran entrar con
esas pintas. El camarero era un encanto y los llevó a un lugar apartado.
Les invitó a un aguardiente cortesía de la casa, para que pudieran
entrar en calor.
Pidieron la especialidad del día, un botella de
vino de la tierra y pasaron el rato entre risas, confidencias y furtivas
caricias. Decidieron dejar de abusar de la confianza del personal del
restaurante. Pidieron la cuenta, unos cafés y salieron a la calle .
Desde hacia rato habia dejado de llover pero ellos aún seguían un poco
empapados. Aunque a ello eso les deba igual.
- Ha sido
una noche movidita. Parecía que al final no ibamos a poder conocernos y
ha salido todo mejor de lo que esperaba al principio, la verdad. Pese a
los imprevistos- confesó Javier timidamente orgulloso.
Noelia le
miraba con los ojos chispeantes. Se le había subido un poquito el vino a
la cabeza y se lanzó a sus brazos, sin previo aviso. Le plantó un beso
en la boca y él no pudo resistirse.
-¿No creerás que he
pasado el infierno que he pasado esta tarde y esta noche para estar aqui
por una simple cena?- confesó una atrevida Noelia entre susurros con
los labios pegados a los de Javier.
- Iremos donde tu quieras. Estoy a tus pies. Seré tu devoto súbdito, mi reina.
Entre
arrumacos, besos y magreos llegaron al hotel de Javier. Cerca del casco
antiguo. A ella le pareció un poco viejo pero, cuando vió la cama de la
habitación, dejó de ponerle pegas.
-Resistirá- dijo
ella entre risas, picarona, mientras se quitaba las empapadas botas- No seas
tímido, seré buena, no te romperé. Sólo saldrás un poco magullado y
maltrecho. Pero ya sabes como soy. Nunca te he escondido nada.
Javier
no dejó que ella terminara la frase y la empujó, suavement, hacia la
cama. Ella quedó tumbada boca arriba. Apoyada en los codos, lo miraba
desafiante y lujuriosa. Él comenzó a quitarse la ropa, de forma violenta
y brusca.
- Mmmmm... no esperaba un striptease, ¡qué honor!.
Sin mediar palabra se quedó completamente desnudo ante ella.
-
Ahora tú. Pero no te levantes. Quiero ver como te retuerces mientras te
sacas la ropa. Déjate las bragas. Quiero arrancártelas- la voz de
Javier sonaba ronca y profunda. Noelia sintió un latigazo de placer
entre las piernas, en su rincón más intimo., donde la humedad de su vagina
hizo presencia, al instante.
Hizo lo que él le pedía.
Javier, jadeante se acercó a la cama y la agarró de los tobillos. La
atrajo, violentamente, hacia él dejándole las piernas a cada lado de sus
caderas con el sexo de ella sobre su erección. Comenzó a frotarse
con ella lentamente, sin dejar de mirarla. Noelia, arqueada, se dejaba
hacer, mientras él le metía los dedos entre sus braguitas y notaba, en
sus dedos, lo húmeda que estaba. En un gesto muy erótico se llevó los dedos a
la boca y se los lamió. Ella se estremeció.
- Quiero más, dame más- jadeó enloquecida por el deseo.
Javier
le arrancó las bragas y se agachó entre sus piernas y sin dejar de
acariciarla hundió su boca contra el sexo de ella. Las manos subian y
bajaban desde las caderas a los pechos. Pellizcando sus pezones,
retorciéndoselos. Ella le agarraba el pelo y tiraba de él. Le quería
dentro, en las entrañas. Sucumbió al orgasmo al poco tiempo. Pero, aún
asi, él continuo con la tortura unos minutos más. Venciéndola,
derrotándola. La miró tumbada, gimiendo aún, temblorosa. Ella notó la
mirada y se incorporó.
- Te pedí que me dieras placer
oral y has cumplido. Con creces. Tendré que cumplir mi parte del trato,
¿no?. Soy una mujer de palabra. Pero necesitaré un poco de ayuda, al
principio- La voz de Noelia era un sensual reclamo que resonaba en los
oidos de Javier.
- No pretendo que sea ya. Podemos esperar un poco...
- Lo deseo, te deseo ya, nene.
Sin dejar de mirarlo, se acercó, lo tomó de la mano y lo obligó a sentarse al borde de la cama.
- Ahora coge mis flujos y juega con la entrada. Puedes meter un dedo, lentamente. Tendrás que ayudar a dilatarme.
A
Javier, le faltaba el aire y la boca se le hacía agua. Nunca había
tenido sexo anal con ninguna de sus novias, ni siquiera con las chicas
con las que se había acostado. Ni tan siquiera la prostituta con la que
habia estado en la despedida de soltero de su primo. Era virgen en ese
mundo. Y no se acababa de creer que aquella chica menuda y bajita
tuviera los arrestos de ser la primera en "desvirgarlo". Obedeció a todo
lo que ella le ordenaba y comenzó a jugar e introducir un dedo,
lentamente y poco a poco. La respiración de ella era entrecortada, pero
jadeaba ligeramente.
- Sigue, muevelo un poco más. Da vueltas cielo. Si lo haces bien será la hostia, pequeño.
Menuda tía. Le encantaba lo resuelta y decidida que era. Sin tapujos, disfrutando de su cuerpo.
-
Ahora introduce dos. De la misma manera. Fijate como van entrando
solos, casi sin resistencia. Falta poco, cariño. Muy pronto estarás en
la gloria- ella hablaba con una seguridad aplastante.
Él
creía que iba a desmayarse en cualquier momento. Hiperventilaba y
respiraba trabajosamente, Pero estaba tan excitado que le daba igual
morirse de gusto esa noche. De pronto ella le sacó la mano. Y, a
tientas, le buscó y le introdujo lentamente el miembro. Él se quedó
paralizado y sintió fuego a lo largo de su erección. Comenzó a sudar y a
jadear como un loco. Permanecía quieto. Dejando que ella llebara el
control. Y entonces ella comenzó a ascender y descender, lentamente. Le
cogió una mano y se la llevó al clitoris. Se agarraba los pechos, se los
estrujaba y le pedía más:
- Yo llevo el ritmo, pero tu tienes que
ser bueno y jugar con mi clitoris. Quiero irme contigo. Quiero sentir
como te vas dentro de mi. Sentir tu liquido caliente escurrir por mis
piernas. Hazlo, cielo.
Movía los dedos a un ritmo
frenético, mientras ella lo llevaba a los limites del placer en cada
movimiento. Con cada embestida. Jadeos, gemidos y sudor. Todo
concentrado en aquellas cuatro paredes. Parecían dos bestias en celo.
Dejándose poseer el uno al otro. Y de pronto él no puedo aguantar más y
entre resoplidos y gemidos se fue. Ella le siguió a los pocos minutos,
arqueada, mientras le buscaba con la boca para devorársela.
Permanecieron
encajadados, besándose y acariciándose un rato más. Él salió de ella
con delicadeza y la sentó en sus rodillas. Ella rendida se dejó arropar
por sus brazos. Se quedaron así. En silencio. Sobraban las palabras.
Sólo querían estar así. Se tumbaron. El uno junto al otro, mirándose.
Hasta que ella, fianalmente, alcanzó a decirle:
- Nunca he
practicado sexo anal. Me daba miedo hacerlo con un tio que supiera,
porque temía que me iba a hacer daño. No te lo he querido decir, porque
me daba verguenza. He estado tan insistente con el tema, que ya no me
podía echar atrás. Lo que he hecho, lo vi en una peli porno...
Las
carcajadas de Javier, resonaron en la habitación. Ella, roja como un
tomate, se tapó la cara con la almohada. Él, divertido, luchaba por
apartársela y darle un beso. Logró vencerla con cosquillas. Y derrotada y
humillada, ella finalmente le miró a los ojos.
-Eres
toda una caja de sorpresas pequeña princesa. Nunca he conocido a nadie
como tú. Nunca. Y quisiera ser tan valiente y tan atrevido como lo eres
tú. Si me dejas, seré tu más fiel escudero. Hasta que te vayas. Porque
se que me ocultas algo. Se que estás enferma, y no creias que lo iba a
descubrir. Pero no importa. Permaneceré a tu lado hasta el final. No te
dejaré sóla.
Noelia dejó salir, por fin las lágrimas y se dejó besar y acariciar por Javier. Hasta que se quedaron dormidos.
P.D:
( Los buenos momentos de la vida, son pequeñas gotas de lluvia. Una
solo puede parecer insignificante, pero millones de ellas pueden llenar
el más seco y frio de los corazones. No desprecies el poder purificante
de las lágrimas. No desprecies el amor, cuando te llega sin previo
aviso. Solo dejate llevar y agradece a la vida lo que dure).