miércoles, 10 de agosto de 2011

DES-PEDAZOS

Estaba despedazado. Sobre la mesa del salón. No acaba de creerse lo que había ocurrido. Ella había salido de la nada, hecha una furia y escupiendo veneno por la boca. Esa no era la dulce niña que un día conoció. Se había convertido en una mujer amargada y rencorosa. El vestido yacía sobre la mesa, desparramado como un ramo de flores secas. Roto como su corazón. Abandonado como sus ilusiones.  Con miedo a moverse, para no despertar a la fiera, se desplazó, con sumo cuidado al extremo opuesto de la mesa. Fue, entonces, cuando sucedió. Como si despertara de una pesadilla, ella le regaló su dulce mirada. Volvió a ser su niña mimada, la niña de sus ojos. Lentamente su rostro fue palideciendo, el color abandonó su cara y resbalando entre las sillas se desplomó. A trompicones, llegó  su lado para descubrir, aterrado, unas tijeras clavadas atravesándole el pecho. Ella le miró por última vez y se desvaneció....

SEPARADOS

El desconcierto creó un espacio infinito. Tejió, con su madeja de incertidumbre,una barrera entre los dos.Separados.Dos orillas, en el cauce de un rio seco cansado de esperar la lluvia que nunca llega.Como una cama deshabitada, cubierta, aún, de las huellas de los infieles amantes.Como cobardes ladrones de tumbas, que despedazan los nichos y roban las marchitas rosas.Escogiendo caminos equivocados, nos alejamos.Y no hay luz o sendero que nos guíe, que nos alumbre el camino a casa.Al hogar de nuestros besos, a la morada de nuestros abrazos. Separados.

LA ESPERA


Espérame en el páramo. En aquella casa vacía, sin puertas.
En nuestro rincón secreto. En el cuarto oscuro de los deseos.
Espérame, te lo ruego...
Todo quedó sellado, escondido bajo el escudo de piedra, entre los setos.Regresa antes de que desaparezca, antes de que me evapore como el humo negro entre chimeneas.      
Espérame en el páramo. Junto al cementerio, entre las tumbas sin nombre. Bajo la quebrada y reseca sabina enterré ,entre sedas, tu anillo.Llévalo contigo, no lo quiero. Te lo ruego...
Espérame en el páramo. Donde ahora vaga errante... mi espíritu.