domingo, 11 de agosto de 2013

LA BOCA SEDIENTA


Amanda yacía boca arriba. Con una sonrisa pintada en la cara. Satisfecha de si misma. Junto a ella Xavier jadeaba sudoroso e ido. Tan sólo unos instantes antes Amanda jugaba con su miembro en la la  boca, a cuatro patas entre sus piernas. Y una hora antes charlaban distraidamente en un bareto en el bajo de ese mismo edificio. Así, como si nada.
Xavier se deleitaba en el cuarto gin tonic de la tarde. Sin empleo, debiendo dos meses de alquiler y con la cuenta del banco tiritando, eran motivos más que suficientemente justificados para abandonarse a la bebida. Media hora  más tarde y tras  dos gin tonics mas se encontró acompañado de una extraña chica a su lado. Pelo negro azabache, corte liso y estilo cleopatra. Ojos negro humo y una boca roja cereza que invitaba a la perversión. O era eso o Xavier estaba ya muy "contento". Sólo sabía que esa tia se la ponía dura. Vestida con un escueto y ceñido vestido violeta con escote palabra de honor y un collar que se perdía entre unos pechos generosos. Uñas rojas y afiladas y un lunar asombrosamente sexy bajo el labio inferior.Con esa carta de presentación estaba claro que Amanda tenía todas las papeletas para ser la victima propicia del desquite de Xavier.
Se pasaron media hora riendo y tocandose discretamente. El perfume de vainilla de Amanda tenía noqueado a Xavier, cuyo bulto en los pantalones era ya escandalosamente indiscreto. Amanda era consciente de ello y decidió tomar la iniciativa. Se le acercó al oido apoyandose, estratégicamente, en su paquete. Xavier jadeo como un perro ante un jugoso hueso.
- Debes de tener ese arma a punto de disparar y yo tengo tanta hambre, que te rebañaria el plato cielo.
Xavier sonrio perversamente.
- Quizás esta arma necesite ser descargada por manos expertas.¿ Eres la clase de experta de la que estoy hablando o eres sólo una calienta braguetas?.
- Vas a desear no haber pronunciado esas palabras, amigo.

Subieron las escaleras hacia el segundo piso a trompicones. Todo manos, gemidos y saliva. En cada descansillo Xavier se frotaba contra la entrepierna de ella como un perro en celo. Y ella reía escandalosamente con el culo asomando por los bajos del vestido y sólo cubierto por un minusculo tanga. Mientras él intentaba, sin exito, abrir la puerta de su piso, Amanda comenzó a bajarle la braqueta y sin pensarselo metió su miembro en la boca. La imagen era absolutamente obscena y decadente: medio en penumbras, ella en cuclillas con la falda a la cintura y totalmente abierta tocándose excitada. Él desnudo de cintura para abajo, los calzoncillos y el pantalón en el suelo, apoyado en la puerta completamente excitado, jadeante. Consiguió, finalmente, abrir la puerta y caer de bruces ante las carcajadas de ella. Se arrastraron medio desnudos por el piso. Xavier consiguió cerrar la puerta de una patada tras de si. Para ese entonces Amanda se habia montado sobre él e introducía lentamente aquel miembro descomunal y palpitante. Resopló cuando se hundió dentro de ella. Lo montó como una experta amazona. Xavier sólo podía cerrar los ojos y resisitir las  brutales ganas de correrse. La apartó, bruscamente y se salió de ella. Amanda le tiró del pelo, salvajemente y lo empujó contra el suelo. Le abrió las piernas y con los pechos completamente fuera del vestido  comenzó a hacerle una felación en toda regla. Xavier le agarraba la cabeza, le tiraba del pelo, se retorcia de placer. Ella no paraba de chuparle, acariciarle, lamerle. Una y otra vez. Sin previo aviso lo introdujo todo en su boca y lo retuvo unos segundos, casi un minuto. Xavier podía sentir el final de la garganta de ella. No podía creer que estuviera tirado en el pasillo de su casa, desnudo con su miembro dentro de la boca de una desconocida. Y sólo de pensarlo se corrió. Ella se lo tragó todo. Absolutamente todo, como una gatita complaciente y juguetona. Se incorporó mientras se limpiaba la boca perversa y coqueta. Complacida de si misma. Se tumbó junto a un Xavier entregado y derrotado. Pero ella no estaba del todo satisfecha y le pidió a él que acabara su trabajo como un buen chico. Tras unos minutos de recuperación le arrancó el tanga y comenzó a acariciar, con manos expertas, sus pliegues. Ella gemía, abierta, con las caderas alzadas, buscándolo sedienta. Comenzó a pellizcarse los pezones mientras el comenzaba a mover cada vez mas rapido los dedos dentro de ella. No pudo resistirse y se agachó para tomarla con la boca. Su lengua se abrió paso entre los abundantes flujos de ella y comenzó a degustarla como un delicioso helado de cerezas. Lametones y chupetones la llevaron al limite. Agarrando la cabeza de él, posesivamente, llegó al ansiado orgasmo y gritó a pleno pulmón sin control, entregada.

- ¡Estas loca!!, ¿lo sabias?.

- Pero a que ha sido divertido. Te dije que te iba a encantar. ¿Ha sido una buena idea o no?.

- No podemos hacelo todas las semanas, pero no creo que a tu hermana le importe cuidar a las gemelas una vez al mes. La próxima vez jugamos a polis y ladrones...¿ te apetece golfilla?

- Ya sabes como me gusta vivir fuera de la ley amor. Y ahora vete ordenando todo esto en lo que voy a buscar las llaves del coche. No quiero abusar de Alicia.
¡Ahhhh!! recuerda que mañana cocinas tú. Gané la apuesta. Te dije que iba a ser capaz de bajarte la bragueta en el descansillo de casa, arriesgándome a que Doña Engracia nos viera por la mirilla, jajajajajja... Y ahora mírame y lloooora!!!....