martes, 18 de diciembre de 2012

NO LE DES AL DIABLO...


El cielo oscureció, de repente. Todo quedó en silencio. Una leve brisa helada azotaba los árboles del páramo. Los pájaros callaron y una negra bruma nos fue rodeando lentamente. Nos apretujábamos, los unos a los otros, buscando calor, buscando consuelo en medio de aquel misterioso lugar. La tierra tembló, desde las entrañas y comenzaron a caer rayos alrededor de nosotros. Era como si el mismísimo Lucifer nos estuviese torturando. Jugando con nosotros como muñequitos rotos y desgastados. El aire se hacía insoportablemente irrespirable. Avancé y me alejé del resto. Cansada , ya, de esperar una muerte segura. Decidida en ir a buscarla antes de que ella me encontrara. Morir, si. Pero luchando.

Loca, me llamaban. Si loca. Con los ojos inyectados en sangre y con las garras preparadas para luchar. Pero la muerte no me encontró. A lo lejos oía las voces, al principio, y los gritos y alaridos de terror, después. Ciega en medio de la oscuridad, con el corazón desbocado a punto de salirse de mi pecho. Sudando de terror, pero viva. Seguía viva. Y la angustia de la espera comenzó a atenazarme el pecho. Tenía que serenarme. No le des al diablo el gusto de ver el miedo en tus ojos. No le des al diablo el gusto de ver el miedo en tus ojos. No le des al diablo...

Entonces caí. Sin darme cuenta llegué a una especie de precipicio y caí. No recuerdo cuánto tiempo estuve suspendida en el aire. Pero para mi fueron horas. Y un golpe helado de agua me despertó. Y me hundí en lo más profundo. Bajando cada vez más. Y pensé que era mi fin. Por fin.... pero no. No lo fue.

No le des al diablo el gusto de ver el miedo en tus ojos. No le des al diablo el gusto de ver el miedo en tus ojos....  Y fue, entonces, cuando él me encontró.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

LA VECINA IDEAL...




Si te vas a mover por esta zona te echaré una mano. No desprecies la ayuda que te puede brindar una desconocida que conoce todos los recovecos más oscuros de esta negra y sucia ciudad. No te dejaré desamparado. En ocasiones puedo llegar a ser misericordiosa... si me caes bien... Deja tu chaqueta sobre la mesa y acércate muy despacio a la ventana. No tengas prisa. La luna está en todo su esplendor esta noche. Ni siquiera enciendas las luces. Puedo olerte desde aquí. Puedo saborearte desde aquí...¡No! Quiero decir que puedo verte desde aquí... ¿Has comido?. ¿No?. Tranquilo, ahi tienes la cocina, sírvete lo que quieras...voy a ponerme cómoda. No, toques la botella de vino, es para alguien especial y todavía, tú y yo, no hemos intimado mucho. No, no soy de aquí. Nací en un frío y lejano país de Europa, ¿no lo has notado en mi acento?. Seguro que no lo conoces. No vale la pena mencionarlo. Digamos que soy una ciudadana del mundo...
¡Oh! vaya..., ¿ya te ha hecho efecto el sedante?. Tranquilo, seré rápida, sigilosa. No me gusta jugar mucho con la comida. Luego adquiere un sabor amargo con regusto a melancolía... Y entonces añoro mi hogar... Subiré la música, para ahogar los gritos. Dije que sería rápida, no que no fuera a ser cruel...

miércoles, 21 de noviembre de 2012

VENGANZA




Se resbalaron de mis labios. Esas últimas palabras que te dije. Salieron sin querer de mi boca y se perdieron en los rincones de tu cerebro. Y las has guardado, como un tesoro maldito, hasta ahora. Y es, en estos momentos, en este lugar inóspito lleno de sombras y de fantasmas, que me las escupes. Me las lanzas como cuchillos retorciendo mi corazón. Masacrando mi alma hasta los lugares inexplorados de mi ser.
Reconozco que fui mezquina, al decirtelo,en aquel momento de reproches y de acusaciones. Pero tu has sido cruel y despiadado, años más tarde. Yo he sido tu maestra si, pero tú te has convertido en mi alumno más aventajado. Ya no queda nada de nosotros, de los que fuimos. Ahora sólo somos caricaturas grotescas de amantes insatisfechos. Y por la boca, la sangre y la bilis se mezclan brotando como  una abominación. Volviendo el amor en veneno...

viernes, 9 de noviembre de 2012

MIEDO



Le bastó con unos segundos de melancolía para darse cuenta de las consecuencias. Nunca se había permitido mostrar, abiertamente, ante los demás sus sentimientos. Pero aquel brillo apagado en sus ojos la delataba. A cientos de kilometros, la delataba. Y no hubo lugar donde esconderse, donde huir. Agachó la cabeza y continuo andando hasta llegar al portal de su casa. Él, disimuladamente, la siguió con la mirada. Porque se moría de curiosidad por ver más allá de las pequeñas ventanas de sus ojos. Quería descubrir todos sus pasadizos secretos, quebrar todas esas puertas cerradas a cal y canto. Pero no se atrevía. No daba el paso...
Y así se quedaron. Ella triste, solitaria y melancólica. Y él un soñador, tímido y cobarde. Sufriendo, en sus propias carnes, la cara más amarga del amor: el miedo.

domingo, 7 de octubre de 2012

DESDE LO ALTO DEL TRONO

"Tratando de bastardos a los que ignoraron mis señales de auxilio. Repudiando a aquellos que me vieron en el suelo y no me tendieron una mano. Arriba, en la cúspide de la pirámide, no me supliques piedad y corazón. Porque carezco de ambas cosas. Me he ido fabricando una coraza con la infamia y los insultos de los demás. Una capa externa a prueba de balas y del fuego de cientos de dragones que trataron, en vano, de hacer cenizas mis sueños. Ahora, en mi trono de desprecio, observo diminutas cabezas que se alzan tratando de llamar mi atención. Cuando para mi son insignificantes hormigas atareadas luchando por sobrevivir..."

SIN INVITACIÓN.


 "Me limpié la boca con las cortinas. No tenía tiempo para buenos modales. Y no es que hubiera hecho algo muy educado que digamos. Beber sangre de un desconocido, en mitad de la noche, invadiendo la intimidad de su casa, colándome por su ventana, no era algo digno de halago. Pero desde hace dos semanas mi buena educación se ha ido a mejor vida. La sed es la más poderosa de mis motivaciones y nadie me preguntó si quería este camino. Lo eligieron por mi.¿ Por qué tengo que ser yo condescendiente con mis victimas, entonces?. Ya no tengo tiempo para galanterías y tampoco soy una dama refinada del barrio rico de la ciudad. Lo mejor de todo es la falta total de escrúpulos. Pasaron, todos ellos, a mejor vida con mi falta de tacto y mis buenos modales. Fue una liberación.
Me he ido desvaneciendo hasta parecer una sombra. Una bruma en la oscuridad de las calles. Adopto la forma que quiero y entonces, es cuando realmente soy poderosa. Esta noche, sin ir más lejos, adoptando la forma de un viejo solitario y taciturno en la barra de un bar he descubierto a este miserable desperdicio humano. Unas copas gratis desatan la lengua a cualquiera y me ha contado todo lo que necesitaba saber. Le he hecho un favor al mundo, aunque nunca seré compensada por tan valioso acto. He vengado a todas aquellas pobres mujeres que fueron engañadas y abusadas por este bicho inmundo. Esta noche el equilibrio y la justicia han sido ejercidos. Y yo he cenado gratis. Fin de la historia".

sábado, 1 de septiembre de 2012

EL ESPECTRO....


Surgió entre la bruma, como un espectro fantasmal. Se había desprendido de casi toda su ropa. Sólo cubierto por una fina capa de seda que mostraba su seductora silueta. Antaño ella habría temblado de placer ante su presencia. En ese momento lo hacía de terror. Ella lo había visto morir entre sus brazos. Vio como la vida había abandonado su cuerpo, entre sollozos y lágrimas. Ella fue a la última persona que vieron sus ojos. Y ahora estaba allí, frente a ella. Con esos ojos penetrantes y seductores. Escrutando su rostro. Su corazón latía cada vez mas deprisa y ella temía que el espectro pudiera oler su miedo. Permaneció largo tiempo siendo observada y analizada por aquel ser. No se atrevió a moverse hasta que el espectro acercó su mano en ademán de tocar su rostro. Ella reaccionó apartándose asustada. Él sonrió y eso la relajó. Y suspiró con una profunda tristeza al pensar que, aunque él la tocara, no lo podría sentir. Se consoló al recordar sus caricias en vida. Y las lagrimas brotaron lentamente surcando su rostro. El espectro torció el gesto con dolor y se acercó hasta estar a escasos centímetros del rostro de ella. Y la besó. Con los ojos cerrados, recibió el beso, creyendo imaginar que lo sentía. Era tan real la caricia de sus labios que no fue hasta que abrió los ojos cuando se dio cuenta que el espectro se había materializado. Acarició su pelo, atrayéndolo hacia ella. En un desesperado intento de que él no se desvaneciera y que todo fuera un sueño...
Una potente luz amenazaba con cegarla, pero a ella no le importó. Sentía como las entrañas se le retorcían y su corazón luchaba por latir, por no morir. Otra descarga y su cuerpo se volvió a convulsionar. Ella no quería sufrir, quería que él parara. Y se apartó bruscamente, y sus huesos fueron a dar en el frío suelo del hospital. Los enfermeros se arremolinaban en torno a ella. Tratando de levantarla entre una sinfín de cables. Ella abrió los ojos desesperadamente, tratando de ver que estaba pasando. Una dulce voz trataba de tranquilizarla mientras le acariciaba el rostro con tanta delicadeza. Se encontraba perdida y desorientada. Sus ojos comenzaron a focalizar y descubrió aterrorizada, de nuevo, el rostro de su amado. Le explicaron que no temiera, que había tenido un accidente de trafico. Que había recibido un fuerte golpe en la cabeza y que llevaba meses en coma. Que su corazón había dejado de latir por unos instantes, que la habían intentado reanimar. Que habían temido por su vida. Pero que ella era fuerte y lo había superado. Ella no dejaba de mirar al espectro. Repitiendo que estaba muerto, que ella lo había visto morir. Él le dijo que todo había sido un mal sueño. Que ya había acabado. El espectro tan sólo era el médico que la había atendido durante todo ese tiempo. Ella cubrió su rostro tratando de tapar sus mejillas rojas de la vergüenza. El doctor la miraba sonriendo con ternura y ella supo en ese instante que ya no podría amar a otra persona en toda su vida...
 

domingo, 5 de agosto de 2012

El ÚLTIMO ACTO


Esta odiosa falda que me llega a los tobillos, con las puntas ensangrentadas, me impide el paso entre los adoquines. Este lento paseo por las calles vacias y oscuras. Testigo de mis tormentos. A cada paso que doy se escapa mi vida en cada aliento. Y jadeo, angustiada, buscando entre la niebla un portal donde cobijarme de la incesante lluvia que me golpéa, martirizante y despiadada. Es mi castigo, por mi desprecio. Es todo lo que me queda. Pero no me dejes sóla, dime algo. Muestra tu espíritu. Al menos dame eso.
El tiempo avanza, despacio. Las luces del alba se demoran, me desafían a mantenerme alerta, despierta. A no cerrar los ojos. La oscuridad me asusta, que ironía. Yo que me jactaba de valiente. No soy más que una pusilánime cobarde que...
Pero sujétame, por dios, te lo ruego. Dame, aún, sólo unos instantes.Sólo unos metros mas. Hasta llegar al río. Me tumbaré bajo el puente, a esperarte... Mi dulce amante, mi dulce...muerte... (Virginia Martín)

domingo, 29 de julio de 2012

LA PUERTA AL FINAL DEL PASILLO

A tientas llegó al final del pasillo. Todo estaba oscuro. La negra espesura lo inundaba todo. Con el corazón en la boca, giró el pomo de la puerta, esperando lo peor. Cerró los ojos, tomó aire y la abrió. Sólo un fuego en la chimenea que hacía crugir los troncos y la sombra de su propio cuerpo como un fantasma, ascendiendo y descendiendo siguiendo el ritmo de las llamaradas del hogar. Cerró la puerta tras de si. La atrabancó con todos los muebles que pudo y se acercó al fuego, en busca de calor. Hasta ese momento no había comenzado a temblar, no había notado el frío. Guardó silencio, apenas respiraba. Tenía miedo que cualquier ruido la delatara. Sólo le quedaba esperar. Sentada esperando su destino. Allí y en ese preciso instante todo cobró sentido. Se sintió tranquila. Comenzó a entrar en calor y dejó de temblar. Se hizo un ovillo en el suelo desnudo de aquel cuarto. Le pesaban los ojos. No le importaba morir. Sólo pedía estar dormida cuando sucediera. Sólo eso deseaba. Los parpados se le cerraron, lentamente, al compás de su corazón. Escuchó, lejanos, unos pasos que se acercaban por el pasillo. De pronto, ya no escuchó nada. Ni el giro del pomo de la puerta, ni los muebles siendo arrastrados por alguien que poseía una fuerza descomunal. Se sumió en un profundo y dulce sueño cuando un golpe seco se estrelló contra su cabeza. Y luego...nada.