sábado, 1 de noviembre de 2014

RESACA

Queda, entonces, la resaca de estas noches furtivas.
Quedan las huellas imborrables de lo absurdo.
No ser conscientes de los cruces de camino.
Del porqué escoges un rumbo concreto, en el mar abierto,
cuando hay millones de combinaciones y posibilidades para navegar.
Del porqué atracaste, tu barco, en este puerto que, ya, yacía yermo y desolado.
Donde los marineros no se aventuraban a amar.
Donde ya nadie les esperaba, junto al faro, hasta que regresaran.
Queda, entonces, la fragilidad de mi memoria intacta.
El arrullo de tu respiración, a mi lado, mientras aún duermes en esta cama.
Mientras la noche me da una última tregua antes de que amanezca.
Queda este cuerpo sembrado con tus palabras y tus pensamientos.
Se entremezclan con las dudas, que me rondaban, los miedos que me atosigaban.
Todo se aclaró con la llegada del dia, con la luz del alba.
Con el sol abrasador, que castigaba nuestras pupilas,
mientras se colaba entre las rendijas de las ventanas.
Y es entonces, cuando esas dudas, esos miedos, se van por el desagüe de la ducha.
Como lo han ido haciendo, todos estos años, mis peores pesadillas.
Y la resaca nos recuerda que seguimos vivos. Que seguimos despiertos.
Que no ha sido un sueño. Que es real.
Que no estoy borracha.
Ahora sólo me queda esperar, de nuevo, compartir contigo...esta resaca.

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