Los primeros rayos de sol asomaban entre las cortinas. Ella permanecía en la cama. Por un lado de la sabana aparecía, desafiante y respingón, su delicioso
culo destapado. Era tan inquieta que no era capaz de permanecer en paz ni durmiendo. Él
se había duchado y vestido ya. Demoró un rato ante el espejo. Al salir del baño la miró. Una sonrisa
pícara se dibujo en su cara. Divertido ante la imagen de ella en la cama, sin pensarlo dos veces, se acercó a ella desde atrás. Le levantó un lado de las bragas y le mordió, suavemente, una de las nalgas.
Ella se removió perezosa. Él la volvió a morder, esta vez mas fuerte. A
ella se le escapó un gemido. La reacción que tuvo fue una erección inmediata. Le excitaba escucharla en esos momentos de placer. Sin pensarlo dos veces se bajó los
pantalones y los calzoncillos. Comenzó a frotar su miembro, ardiendo, contra las nalgas
de ella. Se tumbó y comenzó a morderle la oreja, a jadearle, a
susurrarle. Ella, medio dormida, pegó su cuerpo y le agarró la erección con la mano, ansiosamente. Los jadeos aumentaban. Comenzaron a besarse, lengua contra lengua, apasionadamente. Le abrió las piernas, desde atrás, suavemente y comenzó a jugar y pellizcar el pequeño botón que activaba su placer. Ella
estaba super humeda. Él le introdujo los dedos. Pero ella le quería dentro.
Se abrió y lo guió, diestramente, hasta la entrada de la vagina. Lo introdujo de golpe. Duramente. Ella se
arqueó y retorció, excitada. Seguían besándose y él comenzo a apretar y pellizcar
sus pezones. Ella respondió abriéndose mas para él. Estaba tan mojada
que pequeñas gotas de flujo manchaban la cama. Él mojó sus dedos y se los introdujo en la boca, para luego brindárselos a ella. Continuaba moviéndose y ella, gimiendo desatada, le pedía más. Él comenzó a pasar su miembro por detrás. Humedeciéndolo. Para luego introducirle los dedos. Los jadeos aumentaban escandalosamente. La dilataba y
dilataba. Ella estaba absolutamente entregada. Abierta para él. Sin
control. Él comenzó a introducir su miembro, lenta y
suavemente, separandole las nalgas. Podía sentir como la piel de ella se erizaba. Lo puso a
cien. Se introdujo del todo. Y permaneció dentro de ella sin moverse a penas
unos minutos. Sentía todo su pene atrapado y salivaba de placer. Ella
comenzo a moverse en círculos. El quebró un grito ahogando. Ella
siguió moviéndose, de delante hacia atrás. Metiendo y sacando su miembro cada vez mas rápido. Él agarró sus caderas. Acompañando el ritmo.
Le daba tortas y eso a ella la encendía mas y comenzó a gemir mas
aceleradamente. Él introdujo, dulcemente, los dedos dentro de la vagina. Dedo a dedo, la iba llenando. Ella gritaba y le pedía mas. Y el orgasmo le llegó agarrando su cabeza desde atrás. Gimiendo y maldiciéndolo. Pidiéndole que no parara. Él
comenzó a notar que le venía. Intento salir fuera pero ella, pero lo atrapó
con la presión de sus músculos y notó su semen caliente saliendo a borbotones en su interior. Él, con los ojos en blanco, se convulsionaba y jadeaba de
forma brutal apretando sus caderas. Se descargó completamente dentro de
ella. Se comieron la boca a lengüetazos... Jadeando,sudando... Permanecieron abrazados una rato. Hasta que un claxon en la calle los despertó del letargo. Él se vistió del tirón. La besó apasionado y ella lo despidió con un guiño mientras acariciaba su prominente tripa de siete meses de embarazo.
- Se habrá quedado dormido, jajaja...- rió él.
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