miércoles, 30 de octubre de 2013

ATADA

Será un trabajo sencillo, le dijeron. Y él picó. Le pareció dinero fácil. Un par de días de vigilante aislado del mundo. Con la victima. Un trabajo limpio e impecable le baticinaron. Y así hubiese sido de no haber cometido un error tras otro.
- Déjame marchar Simón...
 ( como se le había ocurrido decirle su nombre).
- No le diré a nadie como es tu cara ( además de quitarse el pasamontañas para dormir)...
- ¡Calla de una vez!- bramó él,  furioso consigo mismo- en unas horas todo habrá acabado y te podrás marchar...
Ella parecía tan frágil e indefensa tumbada sobre aquel camastro oxidado. Descalza, medio desnuda, tan deliciosamente indefensa. Y él se sentía su salvador. Habían pasado ya tres dias. Apenas quedaban provisiones. Ni un solo mensaje, ni llamada...alguna señal de sus complices. Algo iba mal, sospechaba.
Eva parecía agotada. Simón se compadeció y, en un gesto de generosidad, le quito el pañuelo que le cubria los ojos. Ella lo miró intentando disimular el terror. Y él se sintió sucio y despreciable. Aquella chica podría haber sido la mujer de sus sueños. Se lamentaba de que no hubiera sido de otro tipo de mujer. De noche le atormentaban los sueños perversos que tenía con ella. No estaba seguro de cuanto podría aguantar.
Esa noche hacía calor. Pero no podía abrir las ventanas. Llenó la bañera y la llevó en volandas al baño. Le temblaban las manos mientras la desvestia. La dejó sólo en ropa interior. Le sujetó una mano a una vieja tubería y se salió de alli para dejarle un poco de intimidad. En cuanto estuvo en el cuarto, a solas, Simón comenzó a masturbarse. Rozar la piel sudorosa y suave  de Eva lo habia excitado hasta limites inconcebibles. El cansacio le estaba pasando factura y así el deseo era mas dificil de controlar. No le quedaban más escudos con los que combatir esos pensamientos oscuros y obscenos que tenía.
Eva no entendía nada. Sus padres no eran ricos. Ella no era especialmente bonita. No tenia un trabajo importante. ¿Por qué ella?...Según iban pasando los días las preguntas cambiaron... ¿Por qué pienso estas cosas', ¿ a que vienen estos sueños?,
- No son más que delirios- se dijo...pero le deseo...quiero tocarlo. Esto tiene que ser algo normal. Un sintoma de estres por el secuestro. Sus pezones se endurecieron con el contacto del agua fria. O eso se decia a si misma, descartando el pensamiento de la excitación. Simón la habia tocado con tal delicadeza que la asombraba. Recordó como le temblaban las manos al rozarla. Se excitó al hacerlo.

No pudo aguantar mas tiempo en el agua y lo llamó, timidamente. Al instante él apareció encendido y sudoroso. No había podido acabar de masturbarse y aún le latía el corazón a cien. La cubrió con una toalla y su camiseta se empapó con el gesto. La secó con cuidado. No podía evitar resoplar y maldecir por lo bajo su suerte.
- Siento darte tantos problemas. Siento que tus complices te hayan fallado...
- ¡Calla!, que vas a sentir tú mujer. Yo si que me siento mal por tenerte en estas condiciones. No creo que te lo merezcas. No es nada personal. Son negocios.
Ella le soplaba, dulcemente, al oido hasta que sus labios le rozaron el lóbulo. Fue cuando Simón estalló. Le apartó la toalla y la devoró en un beso. Ella, inmovil y aún sorprendida, se dejó hacer. Pero al instante comenzó a retorcerse de placer. Buscando con sus caderas la pelvis de él. Notó su erección dura y marcada bajo los pantalones, ya mojados. El le metió las manos dentro de las bragas y comenzó a acariciar sus labios y su clitoris. Ella jadeó bruscamente, como avergonzada de lo excitada que estaba. Se abrió mas para poder darle más  movilidad a su mano. Se inclinó hacia atrás dejando uno de sus pechos a la altura de la boca de él, que mordisqueó y succionó el pezón erguido y desafiante. Ella le agarraba fuertemente el pelo, atrayendolo hacia si cuerpo. Se frotaban como animales. Él le quitó el grillete de la mano que tenía enganchada a la tuberia. Y lejos de intentar huir, Eva buscó, desesperada, la bragueta de él. Hasta que pudo sentir su miembro caliente y latiendo en la palma de su mano. Sintió como los flujos se escurrian entre los dedos de él. Comenzaron a masturbarse mutuamente, mientras se comian la boca. Cayeron al suelo del baño, enredados el uno en el otro. Él le arrancó el sujetador y se metió los pezones en la boca. Ella de rodillas se movía buscando la mano de él, para masturbarse. Buscando mas contacto. Se apartó de él y se inclinó para meterse su miembro erecto en la boca. Comenzó a succionar, mientras él trataba, inutilmente, de mantenerse erguido apoyado en el lavamanos. Apenas conseguía sujetarse. No podía pensar en nada. Ni tan siguiera en la posibilidad que ella pudiera aprovechar un descuido y huir.  No hacia otra cosa que pensar en esa boca, esos labios alrededor de su miembro. La saliva que le caía por la comisura de los labios. Los jadeos retumbando y provocando que le vibrara el pene al succionarlo. Era una auténtica delicia.
Le sujetó el pelo y la obligó a incorporarse y a girarse. Entonces, comenzó a acariciarla desde atrás, apretando sus pechos con una mano y  masturbándola con la otra. Ella se inclinó y luchó por ponerse en pie. Pero él se lo impidió. No por miedo a que escapara sino por miedo  a dejar de sentirla pegada a él. Eva tiró hasta quedar apoyada, de rodillas, sobre la tapa del bater. Entonces hizo algo que descolocó, y excitó aún mas si cabe, a Simón. Se quitó las bragas y abrió las piernas para dejar descubierto todo sus atributos. Se estaba ofreciendo literalemente a él. Con sus dedos, jugó con sus fluidos paseándolos de un lado a otro ante la mirada atónita de Simón. Él tomó la iniciativa y comenzó a masturbarse a la entrada de la vagina. Empapando su miembro. Pero el deseo era irresistible e, impaciente, comenzó a forzar la entrada por detrás. Para su sorpresa, apenas encontró resistencia. Y sintió un fuego abrasador en el interior. Ella no paraba de gemir escandalosamente. No se sabia, realmente. si el rojo de sus mejillas se debia a la excitación o a la verguenza de estar teniendo contacto sexual con su secuestrador. Sea como fuere no hubo tregua. Él continuba con las fuertes embestidas, aferrando sus manos a las caderas de ella. Y Eva jadeando y blasfemando barbaridades. Se habian convertido en animales en celo. Tantos dias el uno con el otro. Tanta intimidad, tantos secretos.... pudo con todas las reticencias iniciales.
Continuaron pegados el uno al otro. Él comenzó a  acariciar de nuevo el sexo de ella mientras la penetraba por detras. Hasta que los gemidos de ella aumentaron al llegar al orgasmo llevándolo a él a irse, completamente, dentro de ella.
Segundos mas tarde el teléfono comenzó a sonar. Haciendo que Simón diera un salto y se saliera de golpe, del interior de ella.
- No hay nada que hacer. La compañía de seguros de su marido no piensa pagar un duro. Vas a tener que desahacerte de ella. Pero tenemos que demostrarles que no estabamos jugando.
Simón se quedó inmovil  y con los pantalones bajados, junto al teléfono. Aterrado ante la idea del trabajo que le habían asignado. Hasta que por el rabillo del ojo vió una sombra avalanzarse sobre él y se desmayó al notar un fuerte impacto en la cabeza. Y todo se volvió negro.

Despertó en una cama, con una fuerte presion en la cabeza y atado al cabecero y a los pies de una cama. El sitio le resultaba desconocido. Al girar la cabeza pudo ver, medio borrosa, la silueta de Eva.

- No te muevas. Aún tienes los puntos de la cabeza, recientes. Llevas dos dias y medio inconsciente. No quería hacerte esto, pero me he visto obligada a hacerlo.  Llamaran en media hora. Esto acabará pronto. Tu padre se ha mostrado muy colaborador y en cuanto hagan la transacción te dejaré libre. Lo del niño rico renegando de tu familia y de tu herencia ha sido conmovedor. Pero Jeffrey lo descubrió todo cuando vió en  vuestro apartamento, aquel talón de 120.000 dolares hecho añicos en la papelera del baño. Investigó y descubrió tu pasado. Convencerte para jugar fuera de la ley fue pan comido. Y yo fui el mejor señuelo. Aunque debo de confesar que me sorprendió tu resistencia. Cualquier otro hombre habría sucumbido a mis encantos antes de las 24 horas del secuestro. Pero tu resististes tres dias. ¡Bravo!. Has sido todo un desafio para mi.
El movil de Eva comenzó a vibrar dentro de su chaqueta.
- Si, perfecto. Por supuesto que está todo controlado. ¿Por quien me tomas Jeff?. Esperaré la notificación del banco. Y haré mi parte del trato. Ha sido un placer hacer negocios contigo. Chao caro!!
El movil volvió a vibrar y una sonrisa de satisfacción iluminó el rostro de Eva...
- Ya está. Asunto zanjado. Y ahora toca la amarga hora de la despedida. Eres un auténtico encanto cariño. Has sido el mejor de todos, sin duda. Tan delicado, tan dulce. Y que embestidas...mmmm...  Dentro de 24 horas vendran a buscarte. Haré una llamada para dar el chivatazo. Se que sufrirás mi ausencia, pero el amor es asi de cruel. Cuidate encanto y recuerda que no es nada personal. Son solo negocios.
Eva se acercó a él lentamente. Le apartó la mordaza y se despidió con un largo y humedo beso con lengua. Simón permanecía inmovil.

-Hasta siempre tesoro...

Y se alejó en dirección a la puerta. Limpio las ultimas huellas del pomo con los guantes de algodón y se giró, en el último instante, antes de cerrar...

-  Se que te hubieras corrido tan sólo con la felación, pero me apetecía tanto seguir jugando contigo que lo del sexo anal fue un regalo...

- Has sido el polvo más caro que he echado en mi vida preciosa- la interrumpió Simón- Te iría bien el trabajo de puta de lujo. Eres una chica muy entusiasta y aplicada. Ya te llamaré más adelante, para la boda de mi hermano pequeño. Es en unos meses. Dinero fácil ya sabes. Supongo que el striptease entra dentro de tus servicios. Todo con buen gusto, por supuesto. Nada de cosas vulgares.Y por favor disculpa que no te deje propina, tengo las manos ocupadas ahora...¡Ahhh!!, no olvides dejar la tarjeta de visita sobre la mesita de la entrada...
Eva cerró la puerta de un portazo y, humillada, escuchó las carcajadas de él, mientras se alejaba de la habitación del motel. Estaba pensando en cambiar de idea y no dar el chivatazo. Buenos quizás si, pero lo haría sufrir un poquito...nada más.

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